La motorización agrícola comenzó con la Revolución Industrial en Inglaterra, marcando el inicio de la disminución de la dependencia de la fuerza animal. No obstante, el verdadero auge llegó con la Revolución Verde y la creciente demanda de petróleo para alimentar la maquinaria agrícola. Esta maquinaria moderna abarca diversas labores agrícolas, desde la preparación del terreno hasta la recolección de productos. En España, el registro de maquinaria ha sido constante, aunque se observa un ligero descenso en los últimos años.

La nueva frontera es la robotización completa del campo, buscando prescindir por completo de la mano de obra humana. Esto implicaría unidades de potencia totalmente autónomas operando con sistemas de inteligencia artificial. Esta transformación se ve impulsada por la necesidad de afrontar la pérdida de rentabilidad en las explotaciones agropecuarias, resultado de la estabilidad de precios y el aumento de los costos de producción. La robotización promete no solo reducir la dependencia de mano de obra, sino también extender la productividad con jornadas ininterrumpidas de trabajo.

En la actualidad, los sistemas de conducción de maquinaria agrícola se dividen en tres niveles. El primero proporciona asistencia al conductor sin perder su control sobre el tractor. En el segundo nivel, el conductor cede el control de la dirección al sistema de navegación, permitiendo que se enfoque en otras tareas. El tercer nivel logra una completa autonomía, liberando al operario de cualquier supervisión.

El mercado de robots agrícolas está en crecimiento exponencial, proyectando un aumento del 244% en el número de equipos autónomos para 2026. Se estima que este mercado alcance los 150.000 millones de dólares en 2031. Esto refleja una clara tendencia hacia la adopción de tecnología autónoma en la agricultura.

La robotización completa de la agricultura es la próxima gran revolución en el sector agroalimentario. A pesar de los desafíos inherentes a la operación en un entorno natural, los avances tecnológicos permiten que los tractores se enfrenten a estas condiciones de manera autónoma. Este cambio promete no solo incrementar la eficiencia, sino también redefinir la forma en que abordamos la agricultura en el futuro cercano.